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La avena es un cereal conocido desde la antigüedad y está muy extendido en zonas templadas de Europa y América del Norte.
Está recomendada para todo tipo de pieles (excepto las alérgicas a la avena), y está muy recomendado su uso para personas con dermatitis atópica y bebes.
Las partículas de la avena absorben la suciedad y los residuos celulares respetando y cuidando la estructura cutánea.
Se le atribuyen acciones suavizantes y relajantes debido al fósforo que contiene; además evita la deshidratación de la piel y mantiene una barrera protectora frente a las agresiones externas.
Mantiene el pH de la piel en 5,5 por las proteínas que contiene y produce una acción hidratante y emoliente sobre la piel.
Además de todo esto calma las irritaciones de la piel, tanto de origen alérgico como de otra causa y es muy eficaz en el tratamiento de las pieles secas y atópicas ya que la avena es especialmente emoliente y anti-irritante.
El aroma es lo primero que destacamos del coco, pero también la textura que tiene hace que la piel se quede suave relajándola, reconfortándola y humedeciéndola.
Entre las aplicaciones más destacadas se encuentra la exfoliación, gracias a las propiedades que desprende la pulpa.
Con el coco se elimina la sequedad de la piel y favorece que esta adopte un contenido húmedo, volviéndola suave y tersa.
Al corte, peso aproximado 80-100 gramos
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